Arqueología e Historia Nº 24: Los últimos días de Pompeya (Spanish)
DF-AQ024
Es posible que en la actualidad tengamos algo más presentes, por lo general afortunadamente de lejos y gracias a los medios de comunicación, los devastadores efectos que las catástrofes naturales tienen sobre los modos de vida humanos. Los más versados entre los antiguos romanos que habitaban en el golfo de Nápoles conocían de buena mano la violencia de volcanes como el Etna, que por entonces seguía humeando amenazante y cuya actividad más explosiva había sido observada de cerca por los historiadores griegos de Sicilia durante siglos, pero habían olvidado que aquella montaña solitaria que se alzaba tranquilamente dominando sus campos y actuando de silencioso centinela de las embarcaciones cargadas de mercancías que se acercaban y alejaban presurosas de sus puertos, era en realidad un volcán sumido en un largo sueño. Cuando el Vesubio despertó una mañana de agosto del año 79 d. C., cogió a las gentes de Pompeya y Herculano por sorpresa. Ya había avisado antes, puesto que en el año 62 un fuerte seísmo sacudió con fuerza a las ciudades y villas de la zona, pero el susto se quedó solo en eso. El día anterior a la erupción, Pompeya ardía con el bullicio de albañiles y constructores, y sus habitantes estaban decididos a rehacer sus vidas, sus casas y sus edificios públicos como si nada hubiera ocurrido. Hasta que fue demasiado tarde…