Desperta Ferro Antigua y Medieval n.º 84: La caída de Constantinopla (1453)
DF-DF84
Entre el estruendo de inmensos cañones y los gritos de júbilo de las
huestes del sultán, el 29 de mayo de 1453 se producía la caída de
las últimas defensas de Constantinopla. Para evitar ser capturado, el
emperador Constantino XI Dragases se arrojó espada en mano sobre
las tropas enemigas, alcanzando así una muerte tan heroica como
inútil. Su cabeza, cercenada, fue colgada de una columna desde la
que el joven sultán turco, Mehmed II, pronunció un discurso triunfal
ante sus tropas. Así, tras cincuenta y cinco días de durísimos combates
y penurias, terminaba el asedio de la que había sido la capital del
imperio durante cerca de mil años. Asedio en el que tuvieron cabida
episodios tan variados como batallas navales en el Cuerno de Oro,
el traslado de la flota otomana a través de las colinas para burlar las
cadenas bizantinas, una espectacular guerra de minas y contraminas,
luchas desesperadas en torno a adarves defendidos heroicamente por
los venecianos de Giovanni Giustiniani, y muchos otros episodios que
dan cuenta de lo trepidante que fue el que quizá fuera el asedio más
célebre de la historia. Tanto es así que convencionalmente se emplea
a menudo para marcar el final de la Edad Media y el inicio de la
Moderna.