Infantería de Marina española, siglos XVI-XXI
DF-51789
Los ejércitos y armadas de la Monarquía Hispánica fueron pioneros en la formación
de una fuerza profesional especializada en el combate a bordo de sus naves. Así,
sobre las gastadas huellas legadas por los classiarii romanos y otras fuerzas análogas
del Bizancio medieval, por orden del emperador Carlos V, en 1537 dieron sus
primeros pasos los tercios del mar. Este cuerpo de los ya temidos tercios españoles
estaba consagrado al servicio en las flotas de la monarquía y al desempeño
de toda clase de operaciones anfibias, es decir, funciones todas ellas propias de
verdaderas fuerzas especiales modernas, las cuales serían heredadas, a su vez, por
los Batallones de Infantería de Marina, fuerza sucesora de la anterior, creada en
1717. La conformación de estos cuerpos antecede históricamente en más de dos
siglos a la fundación oficial de los Royal Marines británicos y de los archiconocidos
marines de EE. UU., integrando una fuerza pionera cuya trayectoria se extiende,
casi sin interrupción, hasta la actualidad. Desde los grandes encuentros navales de
las Guerras Napoleónicas y la Guerra de la Independencia, pasando por las fuerzas
expedicionarias enviadas a las guerras de independencia hispanoamericanas,
las Guerras Carlistas, la lucha por la posesión de Cuba y Filipinas, los cruentos
conflictos habidos en Marruecos durante el primer tercio del siglo XX o los campos
de batalla de la Guerra Civil, la Infantería de Marina española logró sobrevivir a los
avatares de la historia como un cuerpo de probada eficacia y reconocido prestigio.
Fiel a su tradición, actualmente la Infantería de Marina española constituye una
fuerza internacionalmente respetada, no solo como unidad de élite dentro de la
rama de las fuerzas especiales y anfibias de todo el mundo, sino por su destacado
concurso en todas las misiones en las que, como fuerza de paz, ha intervenido y
sigue interviniendo hoy en día.