Desperta Ferro Contemporánea nº 64: El alzamiento de Varsovia 1944

A finales de julio de 1944 Polonia llevaba casi cinco años sufriendo la
brutal y despiadada ocupación alemana, a la vez que el Armia Krajowa
combatía a los invasores y se preparaba para liberar el país: se fraguaba
el alzamiento de Varsovia. La Wehrmacht estaba casi derrotada, pero
el Ejército Rojo, que avanzaba imparable desde Bielorrusia hacia
Varsovia, había sido uno de los invasores de septiembre de 1939,
sumiendo a la mitad oriental del país bajo el régimen de Stalin, tan brutal
como el de los nazis en la mitad occidental. En 1941 los avatares de
la guerra convirtieron a los soviéticos en aliados, pero las relaciones
con el Gobierno polaco en el exilio nunca fueron buenas. Así, cuando
el Ejército Rojo empezó su cabalgada hacia Varsovia, los polacos
decidieron liberarse a sí mismos para ganarse el derecho a conservar su
independencia. La orden del general Tadeusz Bór-Komorowski, emitida
durante la tarde del 31 de julio, fijó la Hora W a las 17.00 del 1 de agosto
de 1944, fecha que marcaría el alzamiento Varsovia. La batalla, que
apenas tendría que haber durado unas jornadas, se alargó hasta el 2 de
octubre. Durante aquellos sesenta y tres días, los polacos se defendieron
contra un enemigo muy superior, con la esperanza de que el Ejército
Rojo llegara para socorrerlos, pero nunca llegó a implicarse a fondo en
los combates. Los luchadores del Armia Krajowa se enfrentaron a los
blindados y a la potencia de fuego de los alemanes con un puñado de
armas de diversas procedencias, pero lo peor fue la crueldad manifestada
por los ocupantes. La población fue masacrada y los edificios destruidos.
Ni siquiera la rendición final alivió a la desafortunada ciudad que, como
una nueva Cartago, fue arrasada casi por completo tras la batalla.